Los siete pecados capitales del Imperio Alemán en la Primera Guerra Mundial: 5° El juego de la Revolución Mundial y la bolchevización de Rusia
Si, es cierto, la
bolchevización de Rusia fue principalmente obra de Lenin, sin embargo, fue
posible en parte gracias al Imperio Alemán, gobierno que encumbró una política
consciente y meditada cuyo fin era conseguir una paz victoriosa, el descalabro
de Rusia y su anulación como potencia mundial. En
efecto, el Káiser esperó que tras el triunfo de Lenin, el imperio ruso entrara
en un abismo del cual no pudiese salir nunca más, al mismo que tiempo que
consideraba que los bolcheviques eran incapaces para gobernar y construir algo
más allá. La historia no pudo demostrar de mejor forma lo contrario.
En su papel de "comadrona"
-como le llama Haffner- en el surgimiento de la Rusia bolchevique, el gobierno
alemán no se contentó únicamente con transportar a Lenin (la antítesis del
sistema de gobierno alemán) desde Suiza a su natal Rusia pues, también financió
las actividades del partido bolchevique, recursos que resultaron de suma
importancia para masificar y finalmente concretar allí la revolución. En
efecto, el significativo crecimiento del partido entre abril y agosto (que pasó
de tener 78 a 162 agrupaciones, y de 23 mil a 200 mil miembros), el aumento de
la prensa partidista, de las armas en manos de la Guardia Roja, nació de la
"generosidad" del Káiser.
¿Pero, por qué Lenin fue
al agente, el intermediario en los planes de Alemania siendo que este era
ideológicamente opuesto al sistema de gobierno alemán? Pues Lenin era el único
socialista ruso de status suficiente para el caso, y también, y más importante,
estaba dispuesto a aceptar una paz con Alemania en caso de tomar el poder. Al
mismo tiempo Lenin comprendía que el único acontecimiento que sería capaz de
activar la revolución sería la firma de la paz con Alemania, pues eso era lo
que ansiaban las masas en general. Lenin era consciente de que la paz que impondría
Alemania sería dura, pero no le importó en demasía; lo decisivo era la victoria
de la revolución socialista en Rusia.
El 7 de noviembre triunfa
la revolución en Petrogrado. Con Rusia sumida en el caos, Alemania se libró de
un frente en la guerra; el 11 de ese mismo mes el Káiser decide lanzar una gran
ofensiva en el oeste. Sin embargo, esta última y más realista oportunidad de
Alemania para ganar la guerra no tuvo lugar pues no movilizaron al oeste parte
de sus ejércitos apostados en el este aún. Por su parte Rusia, convertida ahora
en la Unión Soviética, lejos de seguir eternamente en caos, comenzaría a
resurgir como potencia en el Este.
Fuente: Haffner, S. (1964)
Los siete pecados capitales del Imperio Alemán en la Primera Guerra Mundial.
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