Los siete pecados capitales del Imperio Alemán en la Primera Guerra Mundial: 4° La Guerra Submarina sin Cuartel
El plan era simple: hundir tal cantidad de tonelaje
con el fin de provocar el colapso de la economía británica, de tal forma que
los ingleses suplicaran la paz; sin los ingleses, Francia y Rusia no tardarían
en caer también. Pero ¿qué opinaban los almirantes respecto a una inminente intervención
directa de EEUU? En primer lugar, afirmaban que ya todo el poder industrial de
EEUU estaba al servicio de los aliados, por lo que no habría mayor cambio; en
segundo lugar, decían que la movilización de un ejército instruido demoraría
años, tiempo en el cual Inglaterra ya debía haber sucumbido; por último, con el
éxito de la guerra submarina, los americanos no tendrían cómo atravesar el
Atlántico.
La guerra submarina sin cuartel inició el 1 de
febrero de 1917 y EEUU declaró la guerra a Alemania el 3 de abril. En tres
meses los submarinos hundieron casi 900 mil toneladas; la derrota inglesa era
inminente. Sin embargo, como afirma Haffner, la necesidad agudiza el ingenio, y
se experimentó el sistema de convoyes; los hundimientos descendieron sin parar,
al mismo tiempo que el número de submarinos operativos. Ya nadie guardaba
esperanzas en la guerra submarina, y pese a que Rusia había sido derrotada en
el este, se adhirió a la guerra un enemigo tanto o más poderoso aún que Rusia,
los EEUU, situación que sentenció el conflicto.
El error de cálculo que supuso el plan Schlieffen
había sido compensado durante tres años por un ejército tremendamente vigorosos
y entusiasmado. El error de cálculo que supuso la guerra submarina fue mortal.
La derrota era prácticamente inminente.
Fuente: Haffner, S. (1964) Los siete pecados
capitales del Imperio Alemán en la Primera Guerra Mundial.
Comentarios
Publicar un comentario