La última gran batalla de Tanques del siglo XX: 73 Easting
Contexto
Corría la madrugada del día 2 de agosto del año
1990 cuando fuerzas del ejército regular iraquí cruzaron la frontera de Kuwait
invadiendo la capital del pequeño emirato –también llamada Kuwait– que no pudo
más que lograr una pequeña resistencia en la entrada de la ciudad. Al mismo
tiempo, la Guardia Republicana iraquí se desplegó de manera amenazante en la
frontera de Arabia Saudí. La rápida operación permitió al dictador Sadam Husein
controlar al pequeño emirato –y sus riquezas petroleras– en apenas cuatro días.
Ante esta situación, la maquinaria política, diplomática y militar de los Estados Unidos no se dejó esperar, y condenó de inmediato la situación. Posteriormente, convocó una reunión del Consejo de Seguridad Nacional y el presidente Bush no dudó en poner a disposición de la ONU el poderío militar de su país en defensa de la amenaza sobre los árabes.
Por su parte, la Organización de la Naciones Unidas –con una rapidez inusual– condenó de igual forma la pérfida invasión al pequeño país árabe, y fue la primera vez desde el año 1945 en que un país miembro del organismo pretende hacer desaparecer a otro completamente. Claramente, el comportamiento de nación iraquí constituyó una evidente violación al Derecho Internacional respecto a la soberanía de las naciones.
En efecto, el Consejo de Seguridad autorizó una coalición de “Estados aliados y amigos de Kuwait”, bajo el liderazgo de EEUU, para emplear “los medios necesarios” con el fin de obligar a Irak a cumplir las resoluciones emitidas por el Consejo (principalmente el retiro de los iraquíes de Kuwait; y la resolución de las diferencias de ambos países por vías diplomáticas). Este hecho, una verdadera guerra contra Irak, se denominó “Operación Tormenta del Desierto”. El 17 de enero del año 1991 comenzaría la gran ofensiva terrestre de la coalición contra Irak, en la que se desarrollarían importantes batallas tales como la Batalla de 73 Easting (26 de febrero de 1991), la Batalla de Medina (27 de febrero de 1991), o la Batalla de Jalibah (27 de febrero de 1991).
Batalla de 73 Easting
El segundo regimiento de caballería acorazada de los Estados
Unidos (unidad de reconocimiento del VII cuerpo) viaja en rumbo de colisión contra la división Tawakalna de la Guardia
Republicana iraquí. Estas dos fuerzas de tanques y acorazados se enfrentan en
el remoto e inhóspito desierto al sur de Irak, en un punto conocido solo por su
designación en el mapa: 73 easting, la última gran batalla de tanques del siglo
XX.
Corría el día 24 de febrero de 1991, y tanques estadounidenses recorren el desierto de Arabia Saudita rumbo a la frontera iraquí con el fin de expulsar a Saddam Hussein de Kuwait.
Saddam Hussein elabora una estrategia que busca mermar a las fuerzas de la coalición y obligar su rendición. Para ello, desplaza a un inmenso contingente de tropas a la frontera: dieciséis divisiones de infantería y dos divisiones acorazadas para hacer frente al ataque de la coalición. En retaguardia, Husein mantiene a sus fuerzas de élite, ocho divisiones de la Guardia Republicana con más de mil tanques y 120.000 hombres dispuestos a ejercer un devastador contraataque.
Sin embargo, la coalición no atacaría según las reglas que Sadam puso en el tablero, es decir, no ejercería un único y mortífero golpe en la frontera, sino que, además, ejercería un rodeo a las fuerzas iraquíes, una especie de “gancho de izquierda” con el fin de atacar a las divisiones enemigas por diferentes frentes. Sadam no contaba con esto, pues el terreno presente a la derecha de su posición se caracterizaba por ser un terreno árido, inhóspito, sin caminos ni rutas, intransitable y poco maniobrable para las unidades acorazadas. Sin embargo, la implementación de nuevas tecnologías como el GPS (sistema de posicionamiento global) tecnología por satélite, les permitió a las fuerzas de la coalición entrar por el oeste iraquí y preparar el ataque hacia su desprotegido flanco izquierdo.
Sin embargo, ante el lento avance del VII cuerpo estadounidense, el factor sorpresa se pierde, y los altos mando de las fuerzas de Sadam Husein se percatan de la estrategia de la Coalición. En efecto, forman una nueva línea defensiva al oeste de sus posiciones originales, defendidas por la Guardia Republicana; mil tanques T-72, cientos de vehículos de apoyo y miles de tropas. Al otro lado de la berma se encuentran más de mil tanques M1 Abrams del VII cuerpo, y cientos carros de apoyo Bradley. Hacia el día 25 de febrero solo unos kilómetros separan ambas fuerzas.
Desarrollo de las operaciones
Febrero 26, 1991, 0400 hrs. Las unidades
encargadas de flanquear a las fuerzas iraquíes reciben información: cambio de
órdenes, debían atacar encontrar y destruir a la Guardia Republicana. El
comandante del 2º Regimiento, el capitán H. McMaster, no lo pensó dos veces.
Ordenó a sus fuerzas dividirse en 3 grupos de 3 tanques Abrams acompañados cada
uno por 4 Bradleys. Hacia el mediodía la visibilidad del desierto no superaba
los 30 metros según McMaster. Sin embargo, el Abrams cuenta con un sistema de
visión térmica que le permite al tanque divisar emanaciones de calor de los
demás vehículos allí en el desierto. Fue en ese momento en que comenzaron a
divisar puntos calientes al acercarse al punto 73 Easting, donde una patrulla,
el segundo de caballería acorazada norteamericana, con nueve tanques Abrams, se
encuentra en rumbo de colisión con un puesto avanzado de la división Tawakalna
equipada con armas antitanque: se daba inicio a la última gran batalla de
tanques del siglo XX. Luego de eliminado este reducto de la Guardia
Republicana, el líder de la patrulla, McMaster, presagiando que estaban a punto
de establecer contacto con las filas acorazadas de la Guardia Republicana,
decide adoptar una formación de cuña, donde los Abrams pasan a la delantera a
resguardo de los Bradley.
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Tanques Abrams rumbo a Irak y durante los enfrentamiento en 73 Easting |
Al avanzar unos kilómetros, y al ascender sobre una colina y disiparse la
tormenta, la formación de McMaster encontró al enemigo: ocho tanques T-72
desplegados en posiciones defensivas, sin embargo, fueron destruidos
rápidamente. Hacia el este, a unos tres kilómetros, se encontraban más T-72
sobre el punto 73 Easting. El capitán McMaster, temiendo perder el elemento
sorpresa, se precipita en un ataque relámpago sin esperar la llegada de
unidades de apoyo. De esta manera, apoyándose en la gran velocidad y
estabilidad del Abrams, logró destruir un gran número de unidades enemigas,
además de desorientar a los iraquíes; no eran conscientes de lo rápido que se
acercaban los estadounidenses, incluso muchos de ellos no alcanzaron ni
siquiera a subirse a sus vehículos.
Al llegar las fuerzas de McMaster a las posiciones del puesto de mando iraquí, el enemigo adoptó sus posiciones de reserva, la cual, de acuerdo a la doctrina soviética, situaba la defensa de blindados en formación de espiral. Sin embargo, los Abrams de McMaster entraron a tal velocidad que los iraquíes apenas alcanzaron a prender el motor de sus unidades antes de que estas fuesen destruidas por un fuego nutrido a corta distancia.
Los iraquíes habían dispuesto una buena defensa; tenían reserva, plan para atacar, campos de minas para impedir el desplazamiento enemigo, etcétera, sin embargo, la velocidad y el poder de fuego de los Abrams inhibió cualquier contramedida. De esta forma, la compañía “Eagle” se hizo con la posición, destruyendo más de cincuenta tanques iraquíes. Sería este el primer asalto de la batalla.
Ocho kilómetros al norte, la segunda división de caballería acorazada, la compañía “Ghost” se abre paso a través de una tormenta de arena, perdiendo contacto con la compañía “Eagle”. Dos Bradley se movilizaron para tomar contacto con la compañía “Eagle”, logrando en el camino destruir al menos cinco tanques T-72 con sus misiles TOW.
Al norte, la compañía “Ghost” del teniente Andy Kilgore está próxima a encontrarse con la principal línea de defensa iraquí. En pocos minutos, la compañía “Ghost” destruiría cuatro tanques y nueve vehículos blindados. A pesar de esto, la Guardia Republicana lanzó un contraataque, aunque sin éxito.
Luego de estos acontecimientos, las fuerzas iraquíes comenzaron una desordenada retirada, sin embargo, al darse cuenta de que los estadounidenses aún los seguían, deciden darse la vuelta y seguir combatiendo; infantería con armas antitanque, morteros, vehículos blindados BMP y carros T-72 y T-55 se lanzaron contra los hombres de McMaster. Fue en ese momento en que uno de los Bradleys fue destruido y que comenzó a escasear la munición. La noche llegó, y la superioridad tecnológica del Abrams hizo lo suyo. Sin embargo, los iraquíes inteligentemente apagaron sus motores para dejar de desprender las emisiones térmicas vitales para los visores nocturnos de la coalición. A la mañana siguiente, la debacle iraquí era espantosa, y para su mayor desgracia, las fuerzas McMaster recibieron apoyo aéreo de helicópteros Apache, que terminaron de destruir lo que estuvo al alcance de su fuego.
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Tanques iraquíes destruidos luego de las acciones en 73 Easting. Se logra apreciar tanques T-72 y T-55 |
La batalla de 73 Easting concluye, los iraquíes huyen en desbandada hacia Irak.
McMaster logra avanzar 200 kilómetros dentro de territorio de iraquí en menos de
cuatro días. Las bajas estadounidenses no superan los cien soldados entre muertos y
heridos (y muchas bajas fueron por "fuego amigo"). Para los iraquíes,
sin embargo, las bajas fueron enormes: la División Tawakalna fue borrada del
mapa en el combate contra el VII cuerpo de los Estados Unidos, miles de
muertos, heridos y prisioneros. El regimiento de McMaster destruiría en la
batalla 85 tanques iraquíes, 40 transportes blindados, AA, obuses y decenas de
otros vehículos blindados. El número de tanques aumenta 160 considerando
los destruidos por los Apache. La razón de la abrumadora victoria fue la
superioridad, en todos los ámbitos, del armamento estadounidense. Por otra
parte, 73 Easting constituye la primera derrota de la Guardia
Republicana iraquí, la cual no volverá a enfrentarse directamente contra
las fuerzas de la Coalición. Por último, el hecho de que se haya conferido una
derrota tan categórica al cuerpo de élite de Saddam Hussein, provocó
el pánico en las demás unidades blindadas del ejército iraquí, que desde
entonces prefirió, muchas veces, rendirse antes que entrar en combate contra la
Coalición.
Fuentes:
- Gutiérrez Espada, C., & González Martín, A. (2006).
El conflicto de Irak I. Madrid: Instituto de estudios internacionales y
europeos "Francisco de Vitoria"; Ministerio de defensa.
- Klein, D. (2016). Easting 73 o cómo 9 tanques M1A1 trituraron
a toda la Guardia Republicana iraquí.ropa-militar.com Retrieved 16
June 2016, from
http://ropa-militar.com/es/blog/easting-73-o-como-9-tanques-m1a1-trituraron-a-toda-la-guardia-republicana-iraqui-n100
- Barría, S; Garcés, C; Navarrete, R. (2016) La Guerra del Golfo. Universidad de Concepción.
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