Geoffrey Parker: El ejército de Flandes y el Camino Español 1567-1659
Geoffrey PARKER: El ejército de Flandes y el Camino
Español 1567-1659, Alianza Editorial, Madrid, 2000, 286 pp.
RESUMEN
El ejército de Flandes y
el Camino Español 1567-1659 es la traducción al
castellano (traducida por Manuel Rodríguez Alonso) de la obra del connotado historiador británico Geoffrey Parker, reconocido hispanista y especialista
en Historia Moderna Española. Es considerado también una de las máximas autoridades intelectuales en temas de historia
militar e historia europea en la Edad Moderna. Es miembro de la Academia Británica, de
la Real Sociedad de Edimburgo, de la española Real Academia de la Historia y de
la Real Academia Holandesa de Ciencias. Entre los honores extranjeros que
ostenta Geoffrey Parker, destacan ser miembro de la Orden de Alfonso X el Sabio y ser merecedor de la Gran
Cruz de la Orden de Isabel la Católica por gracia del Gobierno español. En
2012 fue galardonado con el Premio Dr. AH Heineken de Historia por la Real
Academia Holandesa de Artes y Ciencias por sus aportes en la vida social,
política y la historia militar de Europa entre 1500 y 1650, en particular
España, Felipe II, y la rebelión holandesa; por su contribución a la historia
militar en general; y por sus investigaciones sobre el papel del clima en la
historia del mundo. Entre sus obras más reconocidas, además de The Army of Flanders and the
Spanish Road (1972), se
encuentra también The Military
Revolution: Military Innovation and the Rise of the West, 1550-1800 (1997), Felipe II: La biografía definitiva (2010) y, además, entre muchas
otras, Global Crisis: War,
Climate Change and Catastrophe in the Seventeenth Century (2013).
Con el fin de concretar
su obra, Geoffrey Parker realizó un trabajo exhaustivo de
recopilación de fuentes e información. De acuerdo a las fuentes manuscritas
recopiladas, la mayor parte del material usado respecto al Ejército de Flandes
procede de los archivos del gobierno
central de España y de otras instituciones afines en los Países Bajos., así como también documentos militares y financieros de Francia y
Alemania. Asimismo, consultó un gran número de archivos en ciudades que
constituyeron guarniciones en el período de estudio: Amberes, Breda, Groninga,
Hertogenbosch y Nijimegen. En relación a las fuentes contemporáneas, Parker
tuvo la dicha de que la Guerra de los Ochenta Años fue una guerra muy
historiada por aquellas personas que presenciaron y vivieron en carne propia los fatídicos eventos. Del mismo
modo, además de las crónicas e historias escritas e impresas por toda
Europa, hubo también panfletos, periódicos y pancartas rondando por Europa. Por último, debido a la importancia fundamental que tuvo otrora esta guerra en los
asuntos Europeos, existen hoy en día un gran número de fuentes modernas impresas de suma importancia y ayuda a la hora de la elaboración de este libro, como
la Bibliographie de l'Histoire de Belgique (1931) de Henri Pirenne, la Bibliografie
der Gescbiedenis van Nederland (1968) de H. de Buck, o las
Fuentes de la Historia Española e Hispanoamericana (1952) de B. Sánchez Alonso (entre otras que se presentan a lo largo de la obra).
El ejército de Flandes y el Camino Español
1567-1659 tiene como propósito y finalidad explicar la historia del Ejército de Flandes durante la Guerra de los Ochenta Años y su sus pericias a través del Camino Español. Del mismo modo Parker intenta hallar una explicación a la fluctuación de eventos que llevaron a este famoso ejército a disfrutar de espléndidos triunfos, pero también de dolidos y cuantiosos fracasos. Parker estudiará estos eventos no desde una perspectiva netamente militar (las batallas, las estrategias, las tácticas, etc.) sino más bien desde la perspectiva de la "Nueva Historia Militar" es decir, temas menos convencionales como la composición de los ejércitos, la logística, las dificultades del reclutamiento y el adiestramiento, los hábitos de la tropa y sus peculiaridades,
la ingeniería y la política. Recreando la presencia militar en los Países Bajos
de las tropas del rey de España y sus constante esfuerzos por sofocar la rebelión holandesa en los Países Bajos, la obra se enmarcará en los tiempos de grandes
personalidades de la historia universal como Carlos V, Felipe II, los Nassau,
el príncipe de Orange, la reina Isabel, el duque de Alba, Ambrosio Spínola
entre muchos otros, todos con sus respectivos roles en la que constituyó una de las guerras más largas, despiadadas, extrañas, innovadoras e
interesante de la historia: la Guerra de los Ochenta Años, guerra que enfrentó
a monarquía española y sus súbditos, contra los Países Bajos y sus alianzas
ocasionales con uno u otro reino europeo.
De esta forma, a través
de esta espléndida obra, tendremos la dichosa oportunidad de conocer la explicación fundada de Geoffrey Parker respecto a la incapacidad que tuvo el Ejército de Flandes –a pesar de tantos años de lucha y de los cuantiosos recursos invertidos–
de alcanzar la victoria en los Países Bajos y sofocar la rebelión de los rebeldes; el debacle económico de la Corona Española producto de la guerra; las fallas diplomáticas y la terquedad hispana de hacer de la guerra un “todo
o nada”; las innovaciones en los cuerpos y la ingeniería militar; las ventajas
y desventajas de la presencia española en Flandes. Todos estos temas llevaron a los diferentes reyes a un camino sin salida, camino del cual España misma salió muy debilitada, situación que no dejarían de aprovechar
diferentes reinos rivales para socavar al Imperio Español, el mismo imperio en donde alguna vez, en tiempos ya remotos, nunca se
ocultó el sol.
IDEAS PRINCIPALES Y
SECUNDARIAS
La primera idea principal tiene que ver con la movilización. La movilización del Ejército de
Flandes, ─entendiendo la movilización como el traslado de un ejército y su equipamiento desde su lugar de reclutamiento
hasta el teatro de operaciones─ fue un problema de carácter geográfico permanente para la Corona: el Rey debía encontrar una forma rápida, eficiente y segura para trasladar a
los ejércitos a tierras extranjeras; de ello dependía la defensa de los
Países Bajos españoles.
- El siglo XVI europeo fue un
siglo de auge militar, un siglo en donde las operaciones de este tipo (movilización de ejércitos al extranjero) incrementaron
de forma exponencial, sobre todo después del año 1530. Este nuevo contexto militar obligó a los
distintos reinos y gobiernos europeos a reclutar para las distintas campañas, el doble de hombres de lo habitual. Lógicamente, esta nueva concepción
sobre el número de tropas que había que movilizar para garantizar la eficacia en campaña de un ejército, obligó a los gobiernos a innovar en
métodos para hacer estas operaciones con eficacia y rapidez.
- Casi siempre hubo en los
Países Bajos un ejército permanente del Imperio español compuesto de unos 13.000 a
15.000 soldados. Sin embargo, durante la Guerra de los Ochenta Años el promedio de este ejército fue de
65.000 soldados.
- El total de tropas que
podían ser movilizadas en un momento dado –con la respectiva tramitación que esto conllevaba– respondía
a tres factores: la extensión de la zona de reclutamiento; la
disponibilidad de hombres; y el mínimo de edad y cualidades del recluta.
- Los “presidios” en Italia fueron el centro de entrenamiento de los tercios españoles, el lugar donde se enviaba a los reclutas de todas partes del Imperio para entrenar; desde allí luego serían movilizados a los distintos teatros de operaciones.
La segunda idea principal que trabaja el texto tiene que ver con la distancia. La distancia ha sido históricamente un factor elemental en la guerra y en sus operaciones, “el
enemigo público número uno” (refiriéndose a la distancia) escribiría en su momento el maestro Fernand Braudel. La distancia
provocaba tardanzas y las separaciones ocasionarían complicaciones en todos los
actos del gobierno: órdenes, las noticias, el envío de metales
preciosos para financiar la guerra, el movimiento de tropas, etc. La necesidad
por parte de la Corona de dar solución a este problema dio origen a sistemas de
correos más sofisticados, servicios de convoy, y los famosos “corredores
militares”.
- Para que los ejércitos pudiesen desplazarse con "libertad por Europa, –es decir, sin que otros Estados los atacaran de improviso–, se necesitaba protección diplomática, motivo por el que creó durante este período una red de caminos llamados “corredores militares” los cuales, como cualidad esencial, gozaban de neutralidad política y militar.
- Debido a que el Ejército de Flandes reclutaba
la mayor parte de sus tropas en el extranjero, muy lejos de los Países Bajos, el
ejército dependía exclusivamente de sus corredores militares para su
conformación.
- Existían cuatro corredores, dos a través del océano y dos por territorio continental. Uno de estos corredores transportaba hombres desde Gran Bretaña a Flandes; el otro, desde Dunkerque –al norte de la actual Francia– hacia los Países Bajos. Respecto a las rutas continentales, una discurría desde Alemania al Palatino renano y desde allí a Holanda; y por último, el segundo corredor continental fue el “Camino Español” que pasaba desde Lombardía a los Países Bajos.
- La enemistad o la debilidad de los reinos
continuos a los correderos, hizo que en determinados períodos estos corredores constituyeran zonas inseguras e intransitables. En efecto, fue la enemistad con Inglaterra la finalmente hizo que el Canal fuese inseguro para España después de 1568. Por su parte, la caída del “Camino Español” bajo control de los franceses en el año 1601, obligó a España a encontrar otro itinerario
entre Lombardía y los Países Bajos.
La tercera idea principal que estudia Parker tiene que ver con la expresión española "Poner una pica en Flandes”, expresión que se utiliza para indicar que se ha realizado algo muy complicado y costoso y que además constituye un hito. La expresión es un refrán que ejemplifica muy bien lo que significaba el traslado exitoso del Ejército de Flandes a través del "Camino Español". En efecto, entre los distintos elementos que debían los hombres sortear para llegar a su destino estaba la geografía, el clima, las estructuras agrarias medievales de las distintas regiones del camino, los acantilados, las montañas, los ríos, bosques, ladrones y forajidos, y un largo etcétera.
- El "Camino Español" no fue una ruta que haya sido descubierta y monopolizada por los españoles. Efectivamente, muchas de los tramos del camino eran ya previamente utilizadas, y regularmente, por mercaderes.
- El "Camino Español" estaba constituido por una cadena de puntos fijos obligados (puentes, zonas de descanso, vados, etcétera) y por las vías que unían cada uno de estos puntos.
- Existían problemas de navegación que los capitanes y oficiales solucionaban con mapas, pero dicho problema no era nada comparado al problema que constituía el alojamiento y la alimentación de los hombres durante la marcha, Por ello era muy común no referirse al número de "soldados" que se desplazaban en cada campaña, sino más bien al número de bocas que había que alimentar.
- El problema del abastecimiento en ruta se solucionaba mediante el sistema de "etapas", sistema que establecía una serie de poblados del camino donde se almacenaba y distribuía la provisión de los soldados, y que también servía de lugares de hospedaje para la tropa. Muchas veces el sistema no funcionó y los soldados debían valerse por sí mismos para abastecerse de comida y alojo. Esta obligación que no le correspondía al soldado propició en algunas oportunidades desórdenes y deserción.
- El "Camino Español" fue causa y origen de un gran número de rencillas entre la monarquía francesa y el Imperio Español producto del interés de ambos gobiernos por controlar el camino y las ventajas estratégicas que éste constituía, ventajas que le daban a España, en caso de una hipotética guerra con Francia, la posibilidad de invadir el territorio franco desde distintos frente.
La cuarta idea principal tiene que ver con otro de los problemas que afectó al
Ejército de Flandes durante toda su campaña en los Países Bajos: cómo
adaptar los salarios que recibían
los soldados de acuerdo a las violentas fluctuaciones del valor del dinero y
del aumento general del coste de vida. La solución a simple vista es obvia:
aumentar el salario de soldados hasta que bajaran los precios. Sin embargo, el
imperio español hacia 1570 no podía sostener la carga que significaban los
salarios del numeroso Ejército de Flandes.
- El coste económico de mantener una empresa a cientos de kilómetros es gigantesco: reclutar tropas, movilizarlas, darles un salario, etcétera, suponía un esfuerzo logístico y económico inmenso que nunca funcionó bien, sobre todo el tema de los salarios.
- La situación precaria de la hacienda española fue una constante en este periodo pese a las grandes remesas de
dineros que recibía anualmente la corona desde el “Nuevo Mundo”. Además, España mantenía muchos frentes de
enfrentamientos abiertos, siendo uno de los más importantes el frente
Mediterráneo donde se enfrenta a los turcos. Todas estas empresas hicieron que el
dinero enviado a Flandes nunca fuera realmente adecuado. En efecto, Flandes no era
prioridad para el rey de España.
- El hecho de que España estuviera en combate en muchos frente al mismo tiempo, la llevó a pedir préstamos tras préstamos pues a los banqueros europeos: los ingresos eran inferiores a los gastos. Esta difícil situación hizo del mismo modo que muchas veces España no pudiese cancelar estos préstamos, lo que explica que el reino se declara en algunas ocasiones en bancarrota.
- Por otra parte, tenemos el advenimiento de nuevos ingenios militares que vinieron a hacer aún más costosas las guerras. Uno de estos ingenios fue el “baluarte”, una saliente de la muralla de una fortaleza o ciudad que tenía visión estratégica a los distintos ángulos de la muralla. En efecto, este nuevo tipo de ingeniería militar hizo de los asedios actos prolongados y, por lo tanto, demandantes de muchos recursos. Los baluartes fueron muy comunes en los Países Bajos.
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Baluarte |
La penúltima idea principal a estudiar es el motín en el Ejército de Flandes. El motín constituyó el desastre
financiero y militar de España. Estos movimientos paralizaron al ejército
durante campañas completas, saboteando ofensivas y planes, comprometiendo muchas
veces el resultado de batallas y hasta de la misma guerra. Sin embargo, estos
motines, ocasionados muchas veces por el no pago de salarios, fue uno de los
pocos canales a través del cual los soldados podían hacer sentir su descontento
respecto a alguna situación; era una medida desesperada de gente desesperada.
- Existieron dos ciclos bien marcados de
motines. El primero de ellos se dio entre 1573 y 1676; el segundo, entre 1589 y
1607. Lo interesante a notar es que en ambos ciclos hubo un factor común: los
efectos de los precios, el hambre, y la intensificación de los retrasos en el
pago de los sueldos.
- Los motines no fueron sólo manifestaciones o huelgas –aunque tuvieron elementos de ambos–, sino que fueron fundamentalmente manifestaciones colectivas por la dignidad, producto de la miseria permanente, el peligro constante, la incomodidad y la pobreza de cada día; producto del rumor de una nueva campaña mortífera, el rumor de una campaña sin paga o el insulto de algún oficial impopular. Su fin era persuadir al Estado con sus demandas.
- Cuando el motín estaba en organización,
surgían líderes, los cuales concentraban sus esfuerzos sobre las limitadas
metas a alcanzar y negociar con el Alto Mando. Luego de elegir al líder, los
amotinados se aprestaban a levantar defensa tras los muros de alguna ciudad.
- Para poner fin al motín, el gobierno exigía el cese de la recaudación de impuestos por parte de ellos; la evacuación de la ciudad tomada; y ejercer de guarnición de alguna ciudad asignada; por su parte, los amotinados pedían generalmente los sueldos atrasados, el perdón real por el motín y una “revista general”.
El Ejército de Flandes
fue, en gran parte, el causante de su propio desastre. Esta es la última idea principal que nos presente el autor. Francia le declara la
guerra a los españoles; los holandeses amenazan el atlántico con sus corsarios
y para mayor desastre, piden ayuda a Francia contra España. Portugal por su
parte, al ver la incapacidad de España por atender todos sus frentes, decide
que es momento de insubordinarse del dominio hispano y se declaran
independientes. Por último, la revuelta interna en Cataluña termina por consumir
los últimos recursos de la Corona. La guerra llama a la paz.
- A pesar de que gran parte de los
recursos de la Corona se desvían hacia Cataluña, el rey Felipe II está decidido
a ganar si o si la guerra contra los franceses, desviando otra gran cantidad de
recursos en momentos en que los holandeses recuperaban territorio en los Países
Bajos españoles y pese al consejo de su capitán General de poner atención en
Flandes.
- Luego de la batalla de Rocroi en 1643, batalla en que los franceses derrotan a los tercios españoles de forma aplastante, batalla que “puso fin a la leyenda”; nada pudo evitar que los ejércitos franceses y las flotas holandesas cortaran casi por completo todo contacto entre los Países Bajos españoles y el mundo exterior.
- A España ya no le quedaban hombres ni
recursos para continuar la guerra; Felipe IV quería la paz costara lo que
costara en todos sus frentes. Sin embargo, sus enemigos no dejarían pasar la
oportunidad de vencer al León herido y tomó varias ciudades en los Países Bajos españoles.
- La paz, el fin de la Guerra de los
Ochenta años llegaría por fin en enero de 1648, sin embargo, ya era tarde,
España ya era el “hombre enfermo de Europa”. Después de casi cien años de
lucha, España no era capaz de defender sus dominios.
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Batalla de Rocroi (1643). Obra de Augusto Ferrer Dalmau |
ANÁLISIS Y COMENTARIO
CRÍTICO
A pesar de todo, después de décadas de luchas en los Países Bajos ¿Que ganó la Corona? El duque de Alba no logró
el cometido del rey Felipe II de ahorrarle a la Corona el dinero que se enviaba
cada cierto tiempo; la presencia de miles de hombres en las provincias
rebeldes no logró tampoco intimidar a hombres como Mauricio o Luis de Nassau,
Guillermo Orange o tantos otros. Tampoco esta situación intimó a los franceses
para evitar los ataques contra el imperio y contra su preciado corredor o sobre
Italia en la región de Lombardía. Pese a todos estos esfuerzos, pese a los triunfos, a las ciudades capturadas, a los motines sofocados, y a los
millones de recursos invertidos, España se vio envuelta y presa de una presión financiera
que no podía sostener, lo que originó, muy por el contrario de sus objetivos,
ataques desde distintos frentes por parte de sus oportunistas adversarios, además de revueltas intestinas, levantamientos en la misma España (Cataluña), en
Portugal, ataques en sus posesiones de ultramar y un largo etcétera.
Finalmente, la “revuelta” en los Países Bajos nunca logró ser dominada.
El fracaso fue un hecho que los distintos reyes no vieron venir, o no quisieron ver venir. Sin embargo, este fracaso dejó un gran legado, una situación extraordinaria, el esfuerzo sobre humano de la monarquía y sus hombres por intentar cumplir los intereses de su rey. Estos esfuerzos, como dice el autor, “no tienen paralelo en la historia de principios de la época moderna”. Esta situación se ve reflejada en el gran número de tablas y gráficos que adjunta el autor en su obra y que nos reflejan los estoicos sacrificios hechos por años por Castilla; las elevadas y constantes entradas de dinero hacia el Ejército de Flandes; cosas como estas que nos ejemplifican cómo la Corona realmente tuvo la intención de vencer, de triunfar en los Países Bajos. Sin embargo, fue tal el mal estado en que quedó España tras más de noventa años de luchas en los Países Bajos, que, paradojalmente, no fueron los Países Bajos quienes le dieron el golpe de gracia a los españoles, sino que fueron los franceses, hombres cuyo reino estuvo en revuelta por muchísimos años, pero que, sin embargo, los españoles no atacaron ni se aprovecharon de la situación.
El aporte a la historia militar europea de la Edad Moderna que nos relata de forma magnífica Geoffrey Parker a través de El ejército de Flandes y el Camino Español 1567-1659 es innegable, pues nos invita a conocer de forma entretenida y detallada la política militar exterior de los Austrias en el período que abarca desde 1567-1659 en los Países Bajos, es decir, desde su apogeo en el siglo XVI hasta su decadencia con la Paz de los Pirineos en el siglo XVII, así como también la connotada historia del Ejército de Flandes, sus triunfos y fracasos, la logística de sus guerra, las condiciones de vida de los tercios, los aspectos económicos del día a día, etcétera. Sin embargo, y modo de crítica –crítica que el mismo autor hace– la obra es fruto de su tiempo. El ejército de Flandes y el Camino Español 1567-1659, escrita su versión original entre los años 1965 y 1971 (incluido el tiempo de investigación y los viajes en terreno realizados por Parker), fue una época que se caracterizó por orientar los estudios de los temas militares a un nuevo género historiográfico que llevó por nombre “Nueva Historia Militar”, género en donde los temas más convenciones de la guerra como la eficacia de los ejército vencedores,dejaron de captar la atención de los investigadores. En efecto, durante este período, la guerra como tema fue víctima de un desinterés generalizado en el mundo académico producto del clima de los mismos años 70, caracterizados por los efectos colaterales de la Guerra del Vietnam, guerra muy impopular en los Estados Unidos, y que hizo que la guerra en sí fuese un tema completamente impopular. De igual forma los eventos de las Guerras Mundiales y el constante temor a una guerra nuclear enfriaron de diversas maneras el interés académico al respecto. Así, tenemos que esta “Nueva Historia Militar” tendió a enfocarse en las cuestiones logísticas, organizativas, innovaciones en los armamentos, doctrinas y de moral en combate. Por último, no queda más que valorar el esfuerzo de aquellos miles de hombres que vivieron y murieron en la adversidad de la guerra a cientos de kilómetros de su hogar, de sus familias; lo del Ejército de Flandes verdaderamente constituyó una epopeya que quedará enmarcada para siempre en los anales de la historia militar mundial y en la memoria colectiva de todos aquellos que amamos la historia.
El fracaso fue un hecho que los distintos reyes no vieron venir, o no quisieron ver venir. Sin embargo, este fracaso dejó un gran legado, una situación extraordinaria, el esfuerzo sobre humano de la monarquía y sus hombres por intentar cumplir los intereses de su rey. Estos esfuerzos, como dice el autor, “no tienen paralelo en la historia de principios de la época moderna”. Esta situación se ve reflejada en el gran número de tablas y gráficos que adjunta el autor en su obra y que nos reflejan los estoicos sacrificios hechos por años por Castilla; las elevadas y constantes entradas de dinero hacia el Ejército de Flandes; cosas como estas que nos ejemplifican cómo la Corona realmente tuvo la intención de vencer, de triunfar en los Países Bajos. Sin embargo, fue tal el mal estado en que quedó España tras más de noventa años de luchas en los Países Bajos, que, paradojalmente, no fueron los Países Bajos quienes le dieron el golpe de gracia a los españoles, sino que fueron los franceses, hombres cuyo reino estuvo en revuelta por muchísimos años, pero que, sin embargo, los españoles no atacaron ni se aprovecharon de la situación.
El aporte a la historia militar europea de la Edad Moderna que nos relata de forma magnífica Geoffrey Parker a través de El ejército de Flandes y el Camino Español 1567-1659 es innegable, pues nos invita a conocer de forma entretenida y detallada la política militar exterior de los Austrias en el período que abarca desde 1567-1659 en los Países Bajos, es decir, desde su apogeo en el siglo XVI hasta su decadencia con la Paz de los Pirineos en el siglo XVII, así como también la connotada historia del Ejército de Flandes, sus triunfos y fracasos, la logística de sus guerra, las condiciones de vida de los tercios, los aspectos económicos del día a día, etcétera. Sin embargo, y modo de crítica –crítica que el mismo autor hace– la obra es fruto de su tiempo. El ejército de Flandes y el Camino Español 1567-1659, escrita su versión original entre los años 1965 y 1971 (incluido el tiempo de investigación y los viajes en terreno realizados por Parker), fue una época que se caracterizó por orientar los estudios de los temas militares a un nuevo género historiográfico que llevó por nombre “Nueva Historia Militar”, género en donde los temas más convenciones de la guerra como la eficacia de los ejército vencedores,dejaron de captar la atención de los investigadores. En efecto, durante este período, la guerra como tema fue víctima de un desinterés generalizado en el mundo académico producto del clima de los mismos años 70, caracterizados por los efectos colaterales de la Guerra del Vietnam, guerra muy impopular en los Estados Unidos, y que hizo que la guerra en sí fuese un tema completamente impopular. De igual forma los eventos de las Guerras Mundiales y el constante temor a una guerra nuclear enfriaron de diversas maneras el interés académico al respecto. Así, tenemos que esta “Nueva Historia Militar” tendió a enfocarse en las cuestiones logísticas, organizativas, innovaciones en los armamentos, doctrinas y de moral en combate. Por último, no queda más que valorar el esfuerzo de aquellos miles de hombres que vivieron y murieron en la adversidad de la guerra a cientos de kilómetros de su hogar, de sus familias; lo del Ejército de Flandes verdaderamente constituyó una epopeya que quedará enmarcada para siempre en los anales de la historia militar mundial y en la memoria colectiva de todos aquellos que amamos la historia.
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